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Los animales utilizan, muchos de ellos, una serie de sonidos para comunicarse entre ellos. Algunas de estas melodías son muy elaboradas, si por ejemplo observamos las de algunos pájaros o las de las ballenas. Está claro que a los animales también les gusta la música, y una buena prueba de ello son los delfines, que se sienten atraídos por nuestra música de la misma manera que a nosotros nos atrae el canto de los pájaros. El amor que sienten los delfines por el hombre, en particular por los niños, no obedece a ningún interés en particular, es simplemente su carácter amistoso lo que le hace acercarse a él. Y es sorprendente la musicalidad que tienen. La música que se toca dulcemente con instrumentos de viento de madera induce a los delfines a nadar alrededor. Parecen escuchar con placer y en verdad son muy curiosos al principio, sacando sus cabezas fuera del agua para ver de dónde procede. 

 

El delfín ha sido considerado por Apolo un animal sagrado. En la Confessio Fraternitatis R.C. de 1615, uno de los manifiestos de la “Fraternidad de la Rosa Cruz”, se detalla una lista de maravillas prometidas a la humanidad por medio de la filosofía rosacruciana. Entre ellas están las siguientes: Cualquiera puede cantar con la voz o tocar un instrumento de tal modo que atraiga no a las rocas de Anfión sino perlas y gemas; no a las bestias de Orfeo sino al espíritu, no a Plutón desde el Tártaro sino a los poderosos príncipes del mundo.

 

 

Muchas personas han escuchado las grabaciones hechas a una ballena, y se han convertido en fuente de inspiración tanto para compositores (Paul Winter) como para defensores de la naturaleza. Se trata de melodías maravillosas, largas, sostenidas y de diapasón amplio, interrumpidas por ruidos y llenas de las resonancias fantásticas del mundo submarino. Las ballenas gibosas han estado separadas desde tiempos inmemoriales de grupos del Pacífico y el Atlántico, a pesar de que los cantos de las dos regiones conservan todavía algunas frases en común. Pero el hecho más sorprendente es que en cada océano las ballenas gibosas cantan una canción distinta todos los años. Se ha comprobado que en una misma fecha se canta  una misma canción a una distancia de 1400 kilómetros. ¿Cómo es que la aprenden? ¿Qué significa cuando resuena a través de las profundidades, algunas veces audibles a la increíble distancia de 180 kilómetros? 

 

 

¿Acaso se encuentra en las canciones el verdadero sentido de la vida de las ballenas, para las cuales la supervivencia es solo un medio? Uno no puede evitar el deseo de creer que otros animales aparte del hombre también viven según valores intelectuales, relacionales o estéticos. Las ballenas no cantan porque tengan un mensaje, las ballenas cantan porque tienen una canción.

María Trovadora

Además de mujer y madre, soy música y creadora de mi realidad. La música es mi vida, lo es todo para mí. También siento un amor profundo por las lenguas y su riqueza y musicalidad. Me llaman poderosamente la atención los diferentes lenguajes que van más allá de las palabras.

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