Cuando realicé mis estudios de sonido, color y movimiento en el Academia Tama-Do, de la mano de Fabien Maman y Terres Unsoeld, descubrí que había correspondencias de sonidos para los 12 principales meridianos de acupuntura:
Do: Intestino Delgado.
Do#: Vejiga.
Re: Riñones.
Re#: Pericardio.
Mi: Triple calentador.
Fa: Vesícula Biliar.
Fa#: Hígado.
Sol: Pulmones.
Sol#: Intestino grueso.
La: Estómago.
La#: Bazo.
Si: Corazón.
*(extracto del libro de Fabien Maman El Tao del Sonido. Sanación con Sonidos Acústicos para el siglo 21)
Al comprobar la equivalencia de notas, entendí que lo que busca el cuerpo es restablecer su armonía interior. El concepto de armonía se usa en música y en literatura, pero tiene también otros usos más emocionales y espirituales. Uno de los objetivos del ser humano es sentirse en armonía y si no esto no sucede recuperarla a toda costa. Y la armonía musical puede ayudar a estar en paz con nosotros mismos y con los demás. Dado que el universo está dentro de nosotros y que lo micro y lo macro son al fin y al cabo lo mismo, las notas musicales también tienen equivalencia en el cosmos, en los planetas, la geometría sagrada está en todas partes y por supuesto también en las notas musicales.
Y volviendo al tema de los órganos vitales, decidí tocar y también cantar las notas específicas de un órgano vital para ayudarlo a recuperar su sonido original, para ayudarlo a recordar su armonía. El cuerpo solo busca sanarse y equilibrarse, y si lo ayudamos con sonido puede hacerlo de manera más efectiva. No somos realmente conscientes del impacto que puede tener el sonido en nuestras vidas, de la herramienta tan maravillosa que tenemos. Y el cuerpo busca intuitivamente recomponerse en todo momento, pero para eso hay que darle espacio de escucha y atención, ¡además de darle sonido!
