Santa Hildegarda de Bingen, mujer alemana perteneciente a la orden de San Benito, fue santa, música y compositora, escritora, filósofa, científica, naturalista, médica, abadesa, mística, líder monacal, profetisa y visionaria. Fue una gran mujer adelantada a su tiempo y destacan, además de sus obras musicales, dibujos de anatomía del cuerpo femenino. Incluso se atrevió a escribir sobre el placer de la mujer, considerando su cuerpo como un templo sagrado. También escribió sobre el poder curativo de la naturaleza y de las plantas y pautó alimentos que combatían la depresión. Hay una canción dedicada a su persona, interpretada por Claire Pelletier (cantante canadiense famosa por sus temas basados en leyendas y cuentos de Irlanda y Bretaña, llenos de magia e inspiración). Algunos fragmentos de la canción dicen así:
“Ella conocía el lenguaje de Dios. Sabía que la música se eleva a los cielos. Conocía todas las plantas, el olor de las flores, de la lavanda. La ciencia es un saber frágil que no puede vivir sin nuestros sentidos. El cuerpo es el taller del alma. Ella conocía el secreto de los ríos. Sabía que cada día es una prueba. Que para calmar la ira, esa que nos encadena a la tierra, lo mejor es pensar en cosas bonitas, porque eso da alas a nuestros cuerpos. Sabía vivir cerca del misterio, esa isla al final de nuestra tierra. Su alma se transforma en mil pétalos de rosa”.