En la Edad Media también hubo trovadoras, las trobairitz, personajes que resultaron indispensables para comprender la literatura medieval, pero que desaparecieron de la mayoría de estudios.
Como las meigas, que “habelas hailas”, las trobairitiz existir existieron y cantaron a la libertad de la mujer y a la expresión del amor. Y lo hicieron hace 9 siglos. Fueron un pequeño grupo de deslumbrantes poetisas que componían y cantaban sus poemas, todo entre el amor, el deseo y el anhelo.
Por lo general, las trobairitz eran de origen noble y eran mujeres casadas con nobles del ámbito provenzal (cuya lengua era el languedoc). Se hallaban en el sur de Francia, norte de Italia, pero también en zonas de España como Cataluña o Navarra. La principal novedad que aportan es que por primera vez la mujer reclamaría el afecto del amado, se declaraba al hombre, algo que era muy transgresor para la época. Fue un tiempo en el que hubo mucha libertad femenina entre la población. Que hubiera mucha libertad femenina quiere decir que ellas vivían siendo fieles a sí mismas, no imitando o igualándose a los hombres ni tampoco luchando contra ellos. El Amor fue un valor muy grande. El nombre de trobairitz (o trovadoras) deriva del latín trovare (en francés “trouver”), que significa hallar, encontrar. Se refiere al talento de hallar o encontrar las palabras adecuadas para hablar del Amor. Las trovadoras o trobairitz fueron poetisas del amor cortés y también señoras feudales. Hicieron política mediante la poesía. Fueron las cortes de las trobairitz las que marcaron el signo de la cultura política occitana en su conjunto en los siglos XI, XII y XIII.
Se habla más de trovadores que de trovadoras. No se entendió a las trobairitz. No se las entendió porque eran transgresoras y porque trataban temas (como por ejemplo el adulterio), que otros no se atrevían a tratar. Se llegó incluso a decir que no existieron y que habían sido una invención literaria de los trovadores. Pero eso no es cierto. Ellas tenían el don de la palabra, la palabra que rompe el hechizo, la palabra certera que transforma la realidad. Tenían el poder de ser libremente mujeres y se colocaron en otro lugar, en otro modo de sentir y de interpretar el mundo, en otro orden simbólico, otro orden de sentido de la vida y de las relaciones. La cultura trovadoresca, en concreto las trovadoras, se asocia también a las cátaras, muy cercanas a ellas.
Lo que contaba para las trovadoras y trovadores era el Amor, la amorosa conversación, la cultura del Amor como fuerza civilizadora, como la única energía en el mundo capaz de crear y sostener relaciones entre los seres humanos, entendían que el amor es lo que mejora al ser humano. Los amantes en conflicto acudían a una trovadora reconocida por su capacidad de generar autoridad. Ella actuaba para ayudar a resolver el conflicto y lo convertía en poesía y canto.
Este fenómeno de las trovadoras no es un hecho aislado, tuvo mucha repercusión en la sociedad de la época. Aunque se las persiguió también en la cruzada contra los albigenses, al igual que a los cátaros, su memoria persiste a día de hoy.